Paralíticos vamos dando tumbos,
dando rumbas al aburrido cementerio,
porque sólo sabemos un idioma;
no se puede salir sin pasaporte
y no podemor ir a ningún sitio,
ni adivinar qué hace el ser amado.
Inmóviles, idiotas parecemos,
perecemos de sed bebiendo vino
y de pronto nos duele...
(nos muerden las cadenas).
Hay cosas que sentimos y no vemos,
como el dolor, el frío, el fantasma,
y ese gran aullido a media noche
en una ciudad sin lobos.
GLORIA FUERTES
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