SONETO
Quéjaste, Sarra, de dolor de muelas,
porque juzguemos que las tienes, cuando
te duelen por ausentes, y mamando,
bocados sorbes y los sorbos cuelas.
De las encías quiero que te duelas,
con que estás el jigote aporreando;
no llames sacamuelas: ve buscando,
si piedes hallar, un sacaabuelas.
Tu risa es, más que alegre, delincuente;
tienes sin huesos pulpas las razones,
y el raigón del mascar, lugarteniente,
No es malo, en amorosas ocasiones,
el no poder jamás estar a diente,
aunque siempre te falten los varones.
FRANCISCO DE QUEVEDO
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