Sabia tristeza que provoca
rincones de amor desesperado,
tu tenue luz me inspira,
gallardos silencios y
dulces amarguras.
Sabio látigo que arrastra
por entre la senda del olvido,
ese suspiro ahogado, meditabundo,
capricho de arrebato y
de locura.
Sabia vida,
sabio amor,
tu sentir hoy se hace eco,
y mi llanto cesa al coronarte,
amo de mis sueños....
Pero Dios quiera que en tu goce y
quizá, fingido regocijo,
topes con un alma,
febril y forastera.
MARIOLA NAVAL BERNARDÓ
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