DESPUÉS DE UN GOLPE DE AGUA NECESARIO
Después de un golpe de agua necesario
al pan que avaloró la berbechera,
en una principiante primavera
el mundo vuelve al día imaginario.
Un religioso aroma de incensario
hace la rama, el surco y la ladera
y es la vida más dulce que una pera,
y todo crece más que de ordinario.
Gotea el aire miel y mansedumbre,
y el ojo del pastor y el campesino
despeja a gozos su visión sombría.
¡Qué esbelta y renovada está la cumbre!
El cielo, amor, el cielo nos previno
para después de un llanto una alegría.
MIGUEL HERNÁNDEZ
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