EL ENAMORADO
No tuve yo más ley que tu figura
y el lazo de tu pelo por abrigo;
tu camisa de holanda, mi enemigo;
tu tijera, mi cetro y desventura.
En chinelas pasé mi noche oscura,
enhebrándote agujas de castigo.
Con un bastidor falso por testigo,
el juez prevaricó de tu costura.
No quiero ya saber qué lleva dentro
ese fruto de abril, cansado y triste,
cuya flor disecaste en tu diario.
Me busco el corazón y no lo encuentro:
olvidé que, por juego, tú lo hiciste
bebedero anteayer de tu canario.
ANTONIO GALA
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