RETORNOS DEL AMOR RECIÉN APARECIDO
Cuándo tú apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mí derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar en primavera.
Fue como si llegara el más hermoso
puerto del mediodía. Se anegaban
en tí los mñas lucidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.
Yo aprendí a descansar sobre sus hombros
y a descender por ríos y laderas,
y entrelazarme es sus tendidas ramas
y hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años
recién subidos a la luz, yacieron
bajo el amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Yo iba a dormir, ya a despertar sabiendo
que no penaba en una curba oscura,
braceando sin aire y sin salida.
Porque habías al fin aparecido.
RAFAEL ALBERTI
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