La cocina estaba sola.
-Te voy a llevar conmigo.
La muchacha era del campo
y él del campo : campesinos.
La muchacha no quería.
-Casada, me iré contigo.
El fuego que los miraba
se puso más mortecino.
-Te voy a llevar conmigo.
La muchacha repetía:
-Casada, me iré contigo.
Murió el fuego. Y en lo oscuro
pasó un fuego repentino.
-Te voy a llevar conmigo.
La cocina se abrió, muda.
La sangre hablaba, hacia el río.
RAFAEL ALBERTI
Baladas y canciones del Paraná
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