El campo nos torna buenos
y ni siquiera a las moscas
quisiéramos darles muerte.
Pero son tantas, Dios mío,
las que pusiste en los vientos
solares de este verano,
que -perdonad, zumbadoras,
oscuras y enloquecidas-
tengo que darles la muerte
para poder cada día
seguir cantando.
RAFAEL ALBERTI
(Baladas y canciones del PARANÁ)
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