ÁNGELES malos o buenos,
que no sé,
te arrojaron en mi alma.
Sóla,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.
De rondón, el viento hiere
las paredes,
las más finas, vítreas láminas.
Humedad. Cadenas. Gritos.
Ráfagas.
Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa.
dime,
que ángeles malos, crueles
quieren de nuevo alquilarla?
Dímelo.
RAFAEL ALBERTI
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