Yo, maestro Gonçalvo de Verceo nomnado,
yendo en romería caeçí en un prado
verde e bien sençido, de flores bien poblado,
logar cobdiçciaduero por omne casado.
Davan olor sovejo las flores bien olientes,
refrescavan en omne las caras e las mientes;
manavan cada cantgo fuentes claras, corrientes,
en verano bien frías, en invierno calientes.
Avié hi grand abondo de buenas arbgoledas,
milgranos e figueras, peros e manzanedas
e muchas otras fructas de diversas monedas
mas non avié ningunas podridas nin azades.
EL ÁRBOL
En la poesía castellana
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