CANCIÓN FÚNEBRE
En un hermoso prado
verde Laurel reinaba florecido,
de pájaros poblado,
que, cantando, robaban el sentido
al Argos del cuidado.
De verse con sus hojas tan galana
la tierra estaba ufana,
y lisonjero le apuntaba al viento,
cuando una nube fría
hurtó en breve momento
a mis hojos el día;
y arrojando de el seno un duro rayo,
tocó la Plata bella,
y juntamente derribó con ella
toda la gala, primavera y mayo.
Quedó el suelo de verde honos robado,
y vió en cenizas su soberbia el prado.
EL ÁRBOL
En la poesía castellana
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