Hemos de procurar no mentir mucho.
Sé que a veces mentimos para no hacer un muerto,
para no hacer un hijo o evitar una guerra.
De pequeña mentía con mentiras de azúcar,
decía a las amigas: -Tengo cuarto de baño-
- y mi casa era pobre con el retrete fuera-.
- Mi padre es ingeniero- y era solo fumista,
pero yo le veía ingeniero ingenioso!
Me costó la costumbre de arrancar la mentira,
me tejí este vestido de verdad que me cubre,
y a veces voy desnuda.
Desde entonces me quedo sin hablar muchos días.
GLORIA FUERTES
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