lunes, 21 de marzo de 2022

CXXIII

    Una noche de verano
-estaba abierto el balcón
y la puerta de mis casa-
la muerte en mi casa entró.
Se fué acercando a su lecho
-ni siquiera me miró-,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón.
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!

ANTONIO MACHADO
Campos de Castilla



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