Con una lentitud
de luces y de vientos que nunca conocí,
han crecido los plátanos
y las casas antiguas de estas calles.
Detrás de sus balcones se vivieron
fiestas que no eran mías,
guerras que no sufrí,
ambiciones que no me dominaron,
muertes que no he sentido.
Cruza la gente y habla
en un hermoso idioma que me cuesta
trabajo comprender.
Y sin embargo
esta ciudad es mía,
pertenecew a mi vida como un puerto a sus barcos.
Sin duda es la memoria
de algunos novelistas y un poeta.
Y sin duda, también, es la importancia
de pasear contigo,
de tu mano en mi mano, de nuevo adolescente,
tu cabeza en mi hombro,
tu silencio en el mío.
LUIS GARCÍA MONTERO
Completamente viernes
.
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