LEÑADORAS son, ¡ defiéndete¡,
esas silbadoras hachas
que mueven mi lengua.
Hoces de los vientos malos,
¡alerta!,
que muerden mi alma.
Torre de desconfianza.,
tú.
Tú, torres del oro, avara.
Ciega las ventanas.
O no, mira.
Hombres arrastrados, fijos,
por las ciudades taladas.
Pregúntales.
O no, escucha.
Un cielo, verde de envidia,
rebosa mi boca y canta.
Yo, un cielo.....
Ni escuches ni mires. Yo....
Ciega las ventanas.
RAFAEL ALBERTI
Marinero en tierra
Sobre los ángeles
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