ENEMIGO subterráneo,
oscuro y torvo enemigo,
te mataré con mi canto.
Día a día, con mi canto.
Mis armas no son las tuyas.
No las conozco. Mi brazo
se maneja sin escudo.
Sin flechas, mis claras manos.
Tú no tienes nada. Sólo
tu triste y mudo trabajo.
¿Dónde estás? Nadie te mira.
Nadie conoce tus pasos.
Pero yo te estoy matando.
No susurres,
ya ni siquiera susurres,
porque yo te estoy matando.
RAFAEL ALBERTI
Baladas y canciones del Paraná
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