Las alamedas se van,
pero dejan su reflejo.
Las alamedas se van,
pero nos dejan el viento.
El viento está amortajado
a lo largo bajo el cielo.
Pero ha dejado flotando,
sobre los ríos, sus ecos.
El mundo de las luciérnagas
han invadido mis recuerdos.
Y un corazón dimunuto
me va brotando en los dedos.
FEDERICO GARCÍA LORCA
ANTOLOGÍA POÉTICA
(Edición José Luis Ferris)
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