A Juan Guerrero, Cónsul general de la poesía.
Rosa de los Camborios
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
y puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra;
el alba meció sus hombros
en el largo perfil de piedra.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Antología Poética
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